26 de septiembre de 2020
La educación de la era de Acuario

Acabo de ver las certificaciones que ha sacado Google para suplir a los títulos universitarios. Duran seis meses y cuestan unos 300 dólares.

Este movimiento sólo es el principio de una tendencia mucho mayor que va a transformar radicalmente la educación en el mundo.

Hasta el curso pasado he estado enseñando como en la Edad Media: con una pizarra y unas libretas en papel. Esto es más cierto aún desde la implantación de Xarxa Llibres en la Comunidad Valenciana, porque a los alumnos ya no se les permite rellenar los huecos de los libros de texto y deben copiar todos los enunciados de las preguntas en sus libretas.

Ayer me dio por medir el tiempo que un curso normal de 4º de ESO pasa copiando en la libreta. Simplemente, realizamos unos tres ejercicios en los que se debía diferenciar las oraciones coordinadas de las subordinadas y luego clasificarlas. La clase comenzó a las 9:55, después de desinfectar las mesas y ponernos gel de manos. A las 10:25 terminé mis explicaciones en la pizarra y se pusieron a copiar las oraciones una por una. A las 10:32 terminaron de copiar e hice las correcciones. A las 10:38 volvieron a ponerse a copiar el tercer ejercicio. A las 10:45 sonó el timbre para salir al patio. Algunos estudiantes habían terminado completamente el ejercicio, a los otros les faltaba alguna oración, que debieron copiar luego en casa. Estamos hablando de 14 minutos de una clase de 50 minutos efectivos. Si añadimos que las correcciones podrían hacerse automáticamente por software si todos los alumnos dispusiesen de un dispositivo, podemos decir que una de cada tres clases se tira en trabajos repetitivos que sólo sirven para agotar y aburrir al alumnado, lo que también aumenta el porcentaje de desconexión y repeticiones de curso.

Al alumno hoy aún se le obliga a permanecer en la clase-fábrica con obediencia debida y coerción de todos sus movimientos. Esto ha llegado a su máxima expresión con el virus: el primer día de clase me he encontrado ya en 1984, todo el grupo me esperaba ya sentado en mesas separadas, en silencio y con la mascarilla puesta. No podían tocarse, hablarse, ni pasarse material, mucho menos levantarse. Para ya acabar la distopía, propusieron algunos tutores que se les sentara por orden de lista, para que ya la imposición fuese totalmente deshumanizada, que decidiese el alfabeto. Yo a esto me he negado y al grupo de mi tutoría lo he puesto en el orden que ellos han elegido. Voy a volver a leer la novela de Orwell, por si los que escuchaban al Gran Hermano estaban también por orden alfabético.

Un alumno desconectado, que no trabaja en la clase, tiene que pasar por imperativo legal seis horas al día durante seis años de su vida sentado en una silla sin poderse levantar y sin hacer nada. Esto no se le hace ni a un etarra. Si luego en la vida tienen defectos de carácter que les dificultan su integración laboral, esto la sociedad lo achacará a la falta de título académico.

Para ir acabando un poco con esto, en la medida de mis pocas posibilidades, he empezado a trabajar con el Moodle de la Conselleria, que me gusta poco pero es lo único que hay, y he empezado a pasarles materiales y tests con autocorrección. He empezado a permitir también que traigan sus dispositivos al aula, el que lo tenga, y puedan al menos teclear un poco más rápido. De momento son pocos los que se animan, pero alguno está ya valorando comprarse un portátil ligero como mi HP Pavilion (pagado de mi bolsillo).

Cuando todos tengan dispositivo, las actividades las prepararé en formato H5P y se acabará el copiar. Y los exámenes los haré con el Moodle y les enchufaré el Safe Exam Browser.

Un dispositivo por alumno cada cinco años, teniendo en cuenta que en España de media hay unos 10 alumnos por docente en activo, daría un coste de dos dispositivos por docente al año. El HP Pavilion cuesta unos 700€, aunque hay opciones más baratas. 1.400€ al año por profesor para aumentar su productividad un 50% sería un coste del 3,5% del coste real de su salario, incluyendo Seguridad Social. El ahorro para las familias sería del 100% de lo que se gastan en libros de texto actualmente. Si el Estado no ayuda, igualmente la supresión del gasto en libros de texto hace que las familias, a un plazo de cinco años, ahorren dinero.

Pero pienso que la era de Acuario en pocos años va a ir mucho más allá.

La disolución de la familia va a cargar sobre el sistema educativo la formación afectiva, lo que va a ampliar el llamado "horario lectivo" y va a orientar las actividades más hacia el principio de convivencia que hacia el de pura instrucción. Se va a suprimir el tabú del contacto físico y va a caer ese principio de "autoridad" y esa figura ridícula de gurú de la tiza.

La clave va a estar en la horizontalidad y en la voluntariedad. El alumno va a estar en el aula si quiere, y si no estará en el patio, en la Biblioteca o en algún lugar tranquilo del centro. También podrán los padres permitir que se quede en casa. El seguimiento de las clases y la presencia física serán dos cosas distintas: se podrá estar en el aula y no seguir las clases, y se podrá seguir las clases sin estar en el aula. Aparte de las actividades H5P, cualquier webcam transmite perfectamente.

Las titulaciones van a perder todo su valor. Ahora son los certificados del Google y mañana las empresas tendrán ya sus pruebas de selección y sus planes de formación. Si se consigue captar y aprovechar el talento real que hay en el mundo, sin ponerle una barrera económica, la mejoría económica mundial no tendrá ni punto de comparación con lo que vivieron los siglos XIX y XX.

Por supuesto, en España todo ese sistema funcionarial de castas, con bloqueo en el acceso y adoctrinamiento ideológico, saltará por los aires. La Universidad será la primera en caer, seguirá el mismo camino que los otros focos feministas: medios y partidos del turno. Todavía queda en activo algún mastuerzo de clase magistral como los que yo sufrí en los 90, gente que se cree que enseñar es ir a hablar un rato. El que quiera trabajar como docente va a tener que preparar actividades y entender la psicología de su alumnado. Van a tener los profesores mucha más independencia y se terminará ese principio de "hacer todos lo mismo" y empezará el principio de "enseñas tú o enseño yo".

Pienso que va a explotar la educación, todo el mundo va a estudiar, la formación va a ser continua durante toda la vida laboral. Fijaos en que SAP, que tiene el software de la gestión de las empresas, ha sacado un LMS para la formación continua integrado en sus ERP, y tiene otro abierto a todo el público que se llama SAP Litmos. Microsoft ya dijo Nadella que iba a desarrollar mucho el Teams for Education, y no faltan centros de formación ya completos como Coursera, que es el que usa el Google para sus certificados.

De modo que ahí va a surgir un sector económico mucho mayor que el actual, y va a haber bofetadas por captar a los mejores formadores. El profesor tipo reponedor de supermercado, que es lo que se gasta ahora en toda la educación pública, dejará de tener sentido porque cada profesor podrá tener un número muy alto de alumnos y elegirá dónde quiere trabajar, incluso podrá hacerlo por su cuenta. La inteligencia de los profesores se va a pagar, y el que vaya con endogamia y enchufismos se irá a la calle el primero.

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© A. Noguera